jueves, 24 de julio de 2008

de la vida: Nuestros Mayores


Está mal dicha la palabra anciano, ahora sí. No sé dónde se encuentra el lado peyorativo de tal palabra. En la etimología bíblica el anciano era aquel que, tras la experiencia y sabiduría en las antiguas culturas, pasaba a ser hombre experimentado con capacidad para asesorar y dirigir una comunidad. Pero ahora, eso no es real, en nuestra sociedad al anciano se le llama mayor, ya es tabú decir tercera edad, será por relacionarlo con tercer grado.

A los mayores se les regala una nueva juventud, divino tesoro. La capacidad de entrega y voluntad que tienen, por ejemplo mis padres, usuarios de los servicios de mayores, es inversamente proporcional a la mía. Los viajes de los jubilados son maratones a los que se ven obligados acudir para después comentar con los otros mayores sus proezas vacacionales, fuera de temporada alta, claro. El gobierno siempre fue el mayor usurero. Conceden servicios y actividades de ocio variadas a aquellos que contribuyeron con sus impuestos, pero tampoco se lo van a regalar. Hasta la muerte hay que seguir contribuyendo por alimentar según a que gusanos, luego vendrán los de la carcoma. Porque si hay algo seguro es que aquellos que sufrieron con una posguerra y una dictadura ahora desean disfrutar de la vida más que nunca y a toda costa, costa azul, costa de azahar, costa blanca...

Ahora viven los mayores ensimismados en sus cuerpos, atentos a cada movimiento de sus huesos, de su artrosis, de su próstata, de su hígado, de su lamento que se hace una celda. Sueltan a los cuatro vientos que les salió un granito detrás de la oreja, por no decir en el culo, para obtener la atención de los hijos, toda escucha es poca. Por otro lado, son competitivos y tienen que demostrar lo que se cuidan, lo bien que están, que si fulanito era más joven y tiene mil achaques y el menganito ya murió, y entonces llegan las frases hechas de que la vida es corta,que si no somos nada, que mejor morir. ¿Qué mejor morir? Pero si nos van a matar a todos esta tercera juventud que viven ortoréxicos perdidos por y para la salud, con soja, vitaminas, lactobacilos, omegatreses, colágenos para las arrugas, balnearios... Algunos necesitan tal adrenalina que a esa edad, el que no hace paracaidismo como en el film de Ahora o nunca, se hace asesino como en el otro film de Justino un asesino de la tercera edad. Total, un día más un día menos, eso sí, lleno de aventura que les quiten lo bailao, eso que se llevarán a la tumba, sólo ellos. Experiencias que son discutibles si se hacen por tener algo auténtico en esta vida o por imposición de los medios. Incluso los hijos tratan de que sus padres se diviertan porque saben que la religiosidad hizo mella en sus vidas, basando el sentido de la vida en el sufrimiento. Aunque, en sí, el viejo que reflexiona, y para eso no hace falta edad, sólo hace falta ponerse a reflexionar, aunque el viejo tiene tiempo para ello, se da cuenta que con aventuras o sin ellas el vacío es el mismo si uno no cuenta consigo mismo, para suspirar un segundo, respirar y darse cuenta de que vive.

3 comentarios:

josef dijo...

Una reflexión bastante acertada de lo desacertada que está encaminada nuestra sociedad incluso para nuestros "Mayores." Además, a los viejos ya ni siquiera se les trata con el respeto de antes, ahora o demuestran que están sanos y fuertes o la sociedad les pasa por encima, a ellos y atodos, claro está. Un saludo!

Anónimo dijo...

Dicen que no está la miel para darsela a los borricos. No lo creo, pero "el negocio por el negocio" va a dar al traste el modelo "soy viejo-necesito ayuda" convirtiéndose en el nuevo "soy lo que me da la gana ser" con las etiquetas "sentirse joven y rico solo son actitudes en la vida".

No, no es una exageración, por ejemplo, el movimiento swinger tiene grandes adeptos entre la falsa "tercera edad" que conecta con la primera edad, en la que igualmente, sin dientes ni con lo otro duro, "a chupar nos toca"...

Rivendell

Saludos a tod@s

xwoman dijo...

Ahh mi hermosa amiga. Vieras que este texto tuyo me ha dejado un mal sabor de boca, no por el texto en sí, sino por lo que me ha hecho pensar.

No tengo grandes experiencias con ancianos, de hecho sólo tengo a mi abuela que a veces puede ser demasiado quisquillosa e infantil o prejuiciosa y eso sí que me pone mal. No me gusta para nada aguantar mierditas. Pero me toca. Por suerte soy bien tolerante (no sé como!)

Ahora bien, los Estados pueden ser muy crueles con sus adultos mayores. En Costa Rica por ejemplo, se crearon instancias y beneficios para los "ancianos de oro" y se agradece, pero la población todavía no se acostumbra a valorarlos y eso es responsabildiad del estado. Muchos no entienden que ellos tienen prioridad en atobuses y filas burocráticas.

Son incontables los casos que reciben pensiones miserables y muchísmos son olvidados por completo.

¿es así como pagamos la experiencia y la sabiduría?

Deberíamos aprender más de las culturas milenarias.

Excelente post
Saludos guapa