viernes, 5 de diciembre de 2008

FAUNA URBANA

Compensan los 5 metros lisos que recorren los trabajadores, de las escaleras al anden, en las olimpiadas locales, a lo república independiente de mi casa modelo IKEA para llegar medianamente puntual a tu puesto de trabajo. No puedo responder, por eso pregunto. Y expongo los motivos: trabajo de noches y nunca madrugo. No tomo subte porque vivo al pedo. Cuando veo gente correr entre obstáculos pienso en los encierros de San Fermín y no comparto gustos con Ernest Heminway.

Mi paseo por el subte me lleva al discernimiento de lo raro del comportamiento humano. Escucho música con el fin de aislarme del mundanal ruido y no sé si ajusté bien los auriculares a mi pabellón auditivo, orejas, porque la gente parece que se mueve al ritmo de los tambores que suenan en la canción que escucho de Bjork y Anthony Hegarty, Dull Flame of Desire. Autómatas todo ellos que se desplazan como fichas de ajedrez, sin apenas roce con el suelo, sin articular las piernas, como en el film de Bakara. Aquella imagen del cruce de una gran avenida, los semáforos y los transeúntes. Hormigueros en los que vivimos, en los que viven la mayoría de la humanidad. Yo fisgoneo, la verdad, de vez en cuando, por el centro de Madrid. Acudo a sus calles para observar la otra fauna que no es precisamente la de mi casa, pero que no deja de serlo, fauna urbana. Cada ser ensimismado en sus pensamientos, tantos humanos han tenido el fervoroso deseo de atrapar esos sentires del humano. De estar en la mente del otro. Sería una locura. Además podrías darte cuenta de que habita un asesino potencial en cada ser, que todos se andan cagando en la madre de alguien, de su jefe, de su suegra, de su esposa... o marido, obvio.

Imaginar que descubres estar en la mente de alguien, que ese alguien no tiene buenos pensamientos, que ese alguien tiene cara de demonio, belcebú, satán... te giras, es tu parada, el fin de tu destino. Y sientes una brisa gélida en tu cuello, miras por el cristal de las puertas del vagón e intuyes que ese ser maquiavélico está detrás de ti, que saldrá en la misma estación. El corazón sale por la boca, se intuyen las palpitaciones por fuera de la ropa, tanto que alguien pudo creer tuvieras un topo en tu abrigo. Se abren las puertas, y en un momento sales, sale el tipo detrás de ti y te metes sutilmente, subrepticiamente de nuevo al vagón. El tipo diabólico quedó del otro lado de las puertas, con gesto malévolo y encrespado. Se quedó sin tu último hálito. Entonces, respiras y te sientas tranquilamente en el asiento que queda libre. Te sientas frente a un tipo satánico... ¿te bajarás en la próxima?

lunes, 3 de noviembre de 2008

Literaria: Quiero leer?

El duro trabajo de la lectura. Para muchos es un calvario. Llevo cinco años trabajando con adolescentes y cada día me convenzo de que alrededor del 80% no lee. Puede que esta afirmación sea muy osada, pero según lo que visto no me queda duda.

Muchos de los alumnos de primer ingreso no saben leer bien. Cada vez que les pido que lean en voz alta algún párrafo se traban; hay momentos desesperantes en los que prefiero hacerlos callar antes que durar 10 minutos en unas cuantas líneas. Me doy cuenta de que cada palabra parece un choque eléctrico que no logran conectar con el siguiente y esos quiebres contantes hacen incomprensible la lectura.

Ahora bien, el sistema de estudios costarricense es rígido respecto a las lecturas asignadas para cada nivel (tanto de primaria como de secundaria) y hasta que no haya cambio de “ideologías”, de gobierno o simplemente de equipo de trabajo no se hacen modificaciones al programa de estudios en esta área. Estoy bastante en desacuerdo con esto. Las generaciones cambian, los modos de vida y sus expectativas. Las obras no son funcionales y aunque un libro trascienda más allá del tiempo, a esas edades me parece importante atrapar al estudiante en lugar de ahuyentarlo.

Los libros que nos heredan los viejos programas de estudio cada vez se alejan más de la realidad que viven los alumnos. No se trata de si un libro fue escrito en la época clásica, si es modernista, de vanguardia o contemporáneo, lo importante es que se despierte esa inquietud por la lectura.

Los hay de todo tipo (me refiero a los alumnos) Los hay que a penas se les asigna un texto preguntan si existe un resumen o película. Los que al leer en clases se brincan palabras o leen mal los acentos, los que esperan que se les pregunte el nombre del autor y de los personajes y olvidan que existe algo llamado comprensión de lectura. Los que preguntan cuán extenso es el texto y deciden abordarlo según el número de páginas.

Hay aspectos que juegan a favor o en contra de un texto. Para muchos el libro es atractivo gracias a la letra grande, al diseño de la portada, si se habla de sexo y si de paso hay una escena que se describa en forma explícita, lo mismo que las descripciones grotescas (gracias al Naturalismo), pero no pasa a ser, en la mayoría de los casos, una empatía estética.

Pocos son conscientes de la lectura y mucho menos les interesa conocer o aprovechar sus beneficios. Me gustaría que fueran capaces de reconocer un buen libro y olvidarse de los prejuicios que van adquiriendo desde la escuela: No se les puede hablar de poesía sin que piensen en una rosa, un suspiro o una pupila azul al verdadero estilo romántico de Bécquer. No se les puede hablar de novela porque exigen el número de páginas y esperan siempre el hada o el duendecillo de muchos cuentos clásicos.

Me pregunto dónde queda el placer de la lectura cuando se torna una exigencia, cuando no existen opciones y cuando es más importante memorizar nombres y espacios antes que realizar un verdadero ejercicio de criticidad.

Para mí lo valioso de la lectura está en que entre más se lee más se aprende, más se sabe, más se es. Pero si esto no se entiende como parte de un proceso de enseñanza y aprendizaje dejamos la victoria al hastío y la pereza que sobra decirlo, nos ronda cada vez más.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Placeres culpables

¿Que puede decirse que son? A mi modo de ver el aspecto de culpa asociado a un placer, se relaciona con la conciencia que tenemos de que no nos correspondería acceder a él, que no es deseable, correcto, adecuado, incluso apetecible en el grupo social del que formamos parte, que es censurable o condenable, o bien que encierra valores o mejor dicho contravalores, de los que deberíamos apártanos.

No quiero referirme a aquellos placeres morbosos como el que siente el psicópata que se recrea en el dolor de sus víctimas, en el del fulano que cada noche al llegar del trabajo se encierra en su casa y da rienda suelta a sus parafilias, ni siquiera al amor adúltero que nos seduce e incita a disfrutar de la mujer del prójimo o del prójimo de la mujer.

Hoy quiero hacer así como que un ejercicio de observación de algunos placeres prohibidos que son digamos, más inocentes, no es por supuesto una confesión ni nada, pero que tire la primera piedra el que parafraseando a Sabina sea siempre un caballero cuando nadie lo ve.

¿Han observado al conducir mientras esperan la luz verde de semáforo que nunca falta el tipo que se escarba la nariz con singular alegría?, el que cuando cree que nadie mira se rasca las partes privadas y dos segundos después le tiende amablemente al saludo cuando se encuentra con alguien conocido la mano culpable, o de la chica que pierde el glamour cuando se desabotona el botón del pantalón después de que no pudo resistirse al postre y esconde el crimen cerrando el saco o la que se afloja las zapatillas en la sala de cine.

También son buenos ejercicios de manejoterapia insultar hacer gestos y señales obsenas al cafre que nos ofende en medio del tráfico con su forma imprudente de manejo, o mojar peatones cuando llueve.

¿Han visto a la que mira hacia ambos lados de la calle no para cruzarla sino para entrar a la sex shop a abastecerse de lencería y juguetes, y se esconde entre los anaqueles si se encuentra una cara conocida en el interior?

Están también aquellos programas de televisión que nadie admite haber visto, pero que son los que mas patrocinadores tienen, y cuando alguien se refiere a ellos, siempre se hace la aclaración de que los vieron un momento mientras hacían zapping durante los comerciales del programa sobre supernovas que miraban en el Discovery channel, pero pueden hacer la reseña completa de las miserias de los invitados de Laura Bozo, de las riñas entre esposos atrapados en flagrancia en el programa “cheaters”, los experimentos grotescos de jackass y hasta las refranes y frases célebres, que constituyen ya joyas invaluables en el imaginario popular surgidas del chapulin colorado.

Y que no panda el cúnico si una presencia curiosa descubre la carpeta secreta en el disco duro en la que se encuentra la discografía de Juan Gabriel, Abba y el grupo Intocable, la colección privada de pornografía autobiográfica de la que ya entendí gracias al maestro Guy que hay que cuidarse, que los técnicos no tienen el mismo código de ética que los confesores, que mal viaje!, aunque si se mira despacio ese es un buen ejemplo de un mal placer de los técnicos.

Les gusta escribir en las puertas de los sanitarios? Es encantador que en los de la cantina que solía frecuentar, colocaron en las puertas una pizarra pequeña y una buena dotación de gises. Alguna vez leí en los servicios de una gasolinería el clásico de la petición de principio, “puto el que lo lea” y no pude evitar anotar abajo “yo lo leí, soy bisexual y cobro $500 la hora” y anotar el número de teléfono de una amiga. Que para algo deben servir las amigas después de todo lo que una tiene que hacer por ellas. Sobre todo cuando entre sus placeres culpables esta el de romper el código de silencio y andar contando los detalles sucios de la reunión del último viernes.

En cuanto a revistas, ustedes no se, pero cuando voy a la estética o a la consulta con el dentista, me leo completos los artículos para tener orgasmos de medalla de oro en el cosmopolitan, el reportaje sobre la vida afectiva de Luis Miguel y tomo nota de lo que me depara el destino en el amor, en la sección de horóscopos de tv y novelas.

Que pasen por el detector de mentiras al que afirme no ha reenviado un mensaje de correo electrónico guarro y hasta una cadena para evitar que nos caiga la maldición vizconde del ejido de zumpahuacan, por habernos atrevido a mirarle a los ojos en la fotografía de su cadáver momificado que se conserva en un museo en Birmania o al que jure que ha devuelto cuanto libro, juego, cd, o película en dvd le han prestado.
También esta el placer de la venganza, al rayarle el auto al profesor que te reprobó o al jefe que te mira descaradamente las tetas, o cuando te ligas al novio de la tipa que te cae mal, o le pides a tu novio que te lleve a cenar a un restaurante caro y pides mucha mas comida de la que puedes comer, cuando sabes que te esta pintando cuernos.

Dicen que siempre es mejor ganar que perder, excepto cuando se lucha contra la tentación, así que hay que dejar salir al sol con mas frecuencia al pálido y retorcido inquilino que hay en nuestro interior, que se regodea a escondidas en los inofensivos placeres culpables.

martes, 2 de septiembre de 2008

de la vida: Portapapeles

Siempre he pensado ¡la de secretos que se quedan en el portapapeles !

Si no rescatas los textos cortados y los plasmas rápidamente en algún archivo, durante un tiempo, permanecen cautivos en el pc, a ojos de algún duende no lejano que se coloque delante de la pantalla cuando te suene el celular y te levantes de la silla. No hay problema, si no es algo confidencial, como alguna contraseña, número de cuenta bancaria, tu edad o el peso actual... no hay problema. Aunque, si copias o cortas la confesión del deseo de alguien, de tu propio deseo, queda desnudo ante ojos ajenos. Pongamos que donde se habla de deseo, se confiesan miedos, odios, dolor, cariño, ausencias, locura, perversión.

Y si ya no recuerdas que quedó algo importante en el portapapeles, tras el inciso del celular, al volverte a sentar delante de la pantalla, bajo la amnesia de la conversación y las sensaciones que te causaron una visita al frigorífico, al baño, o una mirada ladina por la ventana, si vuelves a cortar un escrito y lo dejas en el portapapeles... eliminas el escrito anterior, se ha perdido, en la inmensidad del universo de ceros y unos, se ha perdido algo que tal vez no debería ser dicho, que debe ser olvidado, prestado.

La seguridad del pc, en estos tiempos y para algo tan sencillo como el portapapeles, parece dejarte libre de ser rastreado, dependiendo del nivel de seguridad que coloques, bajo, medio... alto. Todo depende de ti, de tu grado de exhibición o dejadez.

Recuerdo haber dejado un texto olvidado, un texto de alguien que no recuerdo. Copié encima un enlace, de forma que el texto no volvió a aparecer. Tampoco lo eché de menos, se me olvidó, sencillamente eso. Ese texto trataba de magia, y la magia quedó en el aire, las luces de la habitación se encendieron y apagaron, al abrir la ventana un halo de luz incandescente parpadeo con un guiño y se fugó hacia el cielo. No es cierto, ya lo sé, pero quiero creer en esa magia, en la fantasía que nos abandona al estar tanto tiempo aquí delante, sentada, viendo como la luz del ocaso desaparece de las paredes y llega la íntima oscuridad.

Por cierto, este texto quedó aquí en la zonada, hacerme el favor de cortarlo y dejarlo durante un rato en el portapapeles, para ver si se difumina, como la magia.

viernes, 1 de agosto de 2008

editorial: Educación y Delincuencia

La lucha contra la delincuencia parece ser un tema a flor de boca en todos los ambientes políticos que conozco. En chile, recientemente, la oposición al gobierno, esos momios fascistas chupapijas de gringo, en particular nuestro gran candidato presidencial y dueño de la mitad del país que a punta de coimas y chanchullos durante el gobierno militar hizo fortuna, aquel al que hace no mucho multaron con una suma si mal no recuerdo de unos 350 millones de pesos por apropiación indebida de fondos estatales, y que pagó al contado, directo de la chequera para que se callaran los medios que le estaban dando pelota al tema, con los mismos fondos que ya se había robado, multiplicados por mil, atacó al gobierno de turno por su inefectiva lucha contra la delincuencia en nuestro querido país. Es que ya no se puede andar por la calles con seguridad, es que la gente tiene miedo de los violadores y de los asaltantes que todos los días las noticias (las mismas de las que el muy hijueputita –ya se me pegó el hablado tico- es dueño) nos muestran, es que ya no hay seguridad ni siquiera en nuestros propios hogares con tanto antisocial que el gobierno permite circule por las calles.

Pero ok, como dice maestro: basta de mierdas. Vamos al punto neurálgico del asunto.

Empecemos por los dos conceptos principales en esta discusión: antisocial y delincuente. Qué es un antisocial, caballero, señorita? Por definición, la misma palabra nos lo indica, un antisocial es un individuo que va en contra de la sociedad que lo formó en primera instancia. Es un individuo que reniega de las normas de comportamiento que se definieron como patrón normalizado para un grupo demográfico determinado, concretadas en leyes de estado, santificadas con la firma del administrativo. Creo que hasta ahí vamos bien, una persona que reniega de las formas de comportamiento normalizadas. Qué es un delincuente? Un delincuente es una persona que se ha salido definitivamente de estas normas, que ha quebrantado los esquemas que se esperan de una persona culturizada, descartando los roles que se le han otorgado de acuerdo al status correspondiente al ser miembro de una nación bajo un estado determinado: un ciudadano. Un delincuente es alguien que ha roto las leyes que determinan el comportamiento de los buenos ciudadanos de un país.

De quién es la tarea de decidir cuales son los comportamientos esperados, los valores que cada ciudadano debería acoger, lo que se considera un comportamiento normal dentro de una nación? Esta tarea, señores y señoritas, le corresponde al estado. Es el estado el que decide sobre las leyes, que en el fondo suponen reflejar la moral de la nación, es el estado el que define las directivas de comportamiento esperadas para cada ciudadano dentro de una nación, mediante el establecimiento de límites y patrones de comportamiento que se deben normalizar. Entonces, por qué hay delincuencia? De dónde provienen todos los antisociales que día a día amenazan con el sano y santo estilo de vida de todos los buenos ciudadanos de los estados soberanos que tengo el privilegio de conocer de cerca? Es el mismo estado quien los crea, es el mismo estado, esa vieja y viciada maquinaria decrépita, el que se encarga de marginar a quienes posteriormente se convertirán en su mayor problema.


La "suerte" de cada antisocial y delincuente ya estaba hechada al nacer, determinada indudablemente por el tamaño del bolsillo de papá. Si miras detenidamente la vida de cada antisocial, de cada delincuente, verás patrones invariables: bajo nivel de educación, pocas posibilidades laborales, nula capacidad de desarrollo dentro de los mismos estandares que la sociedad que lo crea le otorga. El mismo estado se encarga de oprimir y reprimir a estos individuos hasta corromperlos, hasta que consigue, mediante el sufrimiento, el hambre y la desesperanza, marginarlos definitivamente, convertirlos en antisociales, o sea, por definición, en individuos contra la misma maquinaria que los oprime en primera instancia. Estadisticamente hablando, dónde se originan la mayor cantidad de delincuentes y antisociales? En los barrios ricos, llenos de opunecia y oportunidades, o en los barrios donde la esperanza de vida en general se limita a trabajar para poder sobrevivir con un sueldo mínimo hasta que el cuerpo ya no lo permita?


El estado se esta olvidando de los delincuentes, el estado se esta olvidando de los antisociales, todo por el bienestar de los pocos que controlan la maquinaria política, los mismos delincuentes que se han robado el país en los tiempos oscuros, y que ahora aparecen en televisión con saco y corbata hablando de construir más carceles, y contratar más policía hasta el punto de la militarización (mencionando a Colombia como gran ejemplo de estado combatiente) porque los recursos estatales para controlar la delincuencia son insuficientes. Lo que necesitamos hoy en día no son cárceles, son ghettos. Y claro, si los pocos que se benefician de la maquinaria estatal son cada vez menos, con los bolsillos cada vez más llenos, mientras la mayor parte del pueblo tiene que morir trabajando para sobrevivir, pagar las cuentas de servicios básicos (agua, electricidad, comida, vestimenta) que estan por las nubes porque nos han dicho que el país esta en crisis. En crisis mientras los dirigentes vacacionan en sus terceras propiedades en la playa o en el sur.


Qué es la delincuencia? La delincuencia es la respuesta lógica a un estado terrorista, a un estado opresor, que margina concientemente al mismo pueblo que lo sustenta (que lindo es tener la capacidad de voto en una democracia, bah) para beneficio propio. La delincuencia es, en última instancia, el instinto básico de supervivencia que aflora una vez que todas las otras posibilidades se han agotado. La delincuencia es, para muchos, quizá, lo único que les permite mantener su dignidad de humano, con derecho a comida, techo, vestimenta, vida.


Referencias:
http://www.emol.com/noticias/nacional/detalle/detallenoticias.asp?idnoticia=315442 http://diario.elmercurio.cl/2008/07/29/nacional/nacional/noticias/88c3c323-703a-4f87-a1ca-38844e50c4ed.htm
http://www.emol.com/noticias/nacional/detalle/detallenoticias.asp?idnoticia=315120

hay hartas más, pero me da hueva seguir leyendo a estos politicuchos de mierda.

martes, 29 de julio de 2008

basta de mierdas: El reinado de la Cenicienta

Y quién iba a decir que esa pendeja piojosa, tramposa y resentida continuaría su reinado hasta nuestros días. Porque que no me jodan, la historia de “La Cenicienta” nació antes que su mentor, como que el huevo es anterior a la gallina.

Estoy en el bar y se me aparece el Gomera como por arte de magia. Yo no sé adónde quieren ir algunos tipos, máxime si llevan vidas como la del Gomera, que vendría a ser algo así como el ser mitológico del barrio. —Flaco, me tenés que hacer un favor —dice el Gomera ansioso, medio contento y medio preocupado— ahora voy a llamar a Andrea y le voy a decir que estoy con vos, que te voy a ayudar con unas cosas y que vuelvo tarde y viste cómo es Andrea, en una de ésas me pide hablar con vos. La saludás y listo, flaco.

Es que el Gomera es una especie de príncipe azul: tiene guita, es lindo, habla mucho de cosas sin importancia y siempre parece que está dedicado a la cosa importante (noten que yo estaba en el bar como un pelotudo y apareció el Gomera para encomendarme a una misión importantísima). Tiene treinta y tres años, la edad de ya todos sabemos quién, el Gomera.

La cosa es que el Gomera tiene que ir a cojerse a una minita de no sé dónde, pero es algo normal que el Gomera tenga que ir a cojerse a una minita. Entonces es normal que deba decir pelotudeces a su novia-concubina-Andrea.

Yo no sé cómo es que un príncipe de esos que andan con la sangre azul y ocupados como el Gomera, pueden ser tan pelotudos como para andar enamorándose de una pendeja raquítica, maltratada, con aliento a lavandina y además tramposa. Claro, eso de andar con el hada de mierda que te vuelve Barbie en dos minutos es un acto, como poco, mentiroso e injusto. También pensé que el cuento de la Cenicienta era para niños, pero luego me di cuenta de que no.

El Gomera corta la llamada, dobla el telefonito y lo deja sobre la mesa. Prende un faso y me informa de que se va a casar en noviembre con Andrea. —Decíme una cosa, Gomera, ¿para qué mierda te vas a casar vos, eh? —pregunto ya que estoy aburrido y él me aburre.
—Lo que pasa, flaco, es que Andrea es la mina ideal para madre de mis hijos, ¿viste? Yo lo sé desde hace cuatro años que estamos de novios —aclara con cara del tipo que ha dicho una verdad desgarradora. —O sea, Gomera, que vos, que te cojés tres o cuatro minas por mes, estás seguro de que tu chica es “tu mujer” —Qué quieren que les diga, el Gomera me tiene podrido con sus pelotudeces— y entonces yo creo, humildemente, que la Andrea no te debe cojer muy bien, Gomera, con respeto te lo digo.

Ahora van a venir mis amigos los poetas y los abogados a decirme que soy un envidioso de mierda como las hermanastras de la Cenicienta y yo, rápidamente, les aclaro que no, que nada de envidia, pero esa historieta de la Cenicienta me tiene las pelotas pesadas porque ustedes que leen deben entender una cosa: el Gomera parece pensar que esas mujeres que él se coje son todas unas putas o que no sirven para esa dificilísima tarea de ser “madre de los hijos del Gomera”. Si usted es mujer y porque se ha cojido un tipo porque tenía ganas de cojer y nada más (usted) vienen a decirle que no sirve para ser blablabla de los hijos blablabla, no lo dude un segundo: culpe a la mentirosa de la Cenicienta. Así está el mundo, así.

Cuando menciono a Gomera el verbo cojer tras el nombre de su prometida se le transforma la cara. Claro, es como decir que en el cuentito cuando el pelotudo del príncipe apareció en la pocilga mugrienta de la Cenicienta con el zapatito, la hubiera encontrado chupándole la verga a un esclavo negro o a un leñador de esos rubios que tienen los brazos de textura y consistencia como las ruedas de un tractor. Las pelotas. La pendeja estaba fregando como lo que era y con la concha como una lechuga. Que no me jodan estos maricones.

Yo creo que gente como el Gomera hay por todos lados y que mujeres que valoran esos preceptos imbéciles, pues, también. Aun así entiendo que muchos pueden pensar que de dónde saco yo que la cosa pasa por el lado que intento transcribir aquí. Pues bien, para hacer divertido a este panfleto de mierda voy a recurrir a la frase del Gomera, textual: “la madre de mis hijos”. Así se refiere él a la cornuda de Andrea, miren ustedes qué joyita de frase. Es perversa, la frase, y por si no se dieron cuenta, veamos que normalmente uno a la madre no se la coje y por eso deduzco que para el Gomera es tremendamente fácil contar sus coitos con “las otras”, debido a que para él, Andrea es “una madre”. Si tenemos en cuenta que vive con ella bajo el mismo techo, pues, no es menester utilizar demasiada neurona para adivinar quién de los dos verbigracia mantiene la bebida en la heladera o sabe usar el lavarropas automático (toda similitud con la Cenicienta es…) y dicho sea de paso, quién de los dos está en casa mientras el Gomera está conmigo en el bar. En resumidas cuentas creo que Andrea hace de madre del Gomera, que él la ve como madre no de sus hijos porque éstos no existen y que toda esta galería de fotos es independiente a si la mina trabaja o no, si se coje a otro o no, o si cocina bien o no. El juego es el mismo y se juega de a dos, y no hay que preguntar quién manda ni quién se somete. Es así.

El reinado de la Cenicienta, pues, está vigente. Podríamos estar ante un caso de selección natural en la procreación, como ustedes sabrán que pasa en el caso de los demás animales, sobre todo en los mamíferos; o que el amor de alguna manera ideológica nos hace preferir ciertas compañías a otras; o tal vez que ya no sabemos qué hacer para mantenernos unidos a alguna clase de relación que por algún motivo necesitamos con suma urgencia. Por esto es que siempre están los que planean dos años el casamiento como si pensaran que a cuanto más detalle más “para toda la vida” les va a salir el cuento, porque algo “para toda la vida” suele parecer más importante que un buen polvo en un motel de paso, cuando en realidad lo único que tenemos “para toda la vida” es nuestro cerebro que después nos mantiene, por ejemplo, pagando moteles de paso con gente de la calle hasta que la muerte nos separe.

Ciertas cosas no están mal ni bien o al menos yo no me pongo a juzgar. Lo que decididamente creo es que el principal problema está sin solución y es, como siempre digo, el problema del sexo. Y si no me creen miren lo que pasa en el África, donde esos negros analfabetos andan matando rinocerontes porque dizque el cuerno es afrodisíaco, ¡pues chúpenle la verga al rinoceronte, manga de ignorantes! ¡si quieren afrodisíacos, séanlo! Eso, y que el pendejo del Gomera coje menos que yo, aunque ustedes no lo crean; cosa lógica, por otra parte, por el desgaste que implica andar con tanta huevada en la cabeza. Y váyanse al carajo, ya que estamos.

jueves, 24 de julio de 2008

de la vida: Nuestros Mayores


Está mal dicha la palabra anciano, ahora sí. No sé dónde se encuentra el lado peyorativo de tal palabra. En la etimología bíblica el anciano era aquel que, tras la experiencia y sabiduría en las antiguas culturas, pasaba a ser hombre experimentado con capacidad para asesorar y dirigir una comunidad. Pero ahora, eso no es real, en nuestra sociedad al anciano se le llama mayor, ya es tabú decir tercera edad, será por relacionarlo con tercer grado.

A los mayores se les regala una nueva juventud, divino tesoro. La capacidad de entrega y voluntad que tienen, por ejemplo mis padres, usuarios de los servicios de mayores, es inversamente proporcional a la mía. Los viajes de los jubilados son maratones a los que se ven obligados acudir para después comentar con los otros mayores sus proezas vacacionales, fuera de temporada alta, claro. El gobierno siempre fue el mayor usurero. Conceden servicios y actividades de ocio variadas a aquellos que contribuyeron con sus impuestos, pero tampoco se lo van a regalar. Hasta la muerte hay que seguir contribuyendo por alimentar según a que gusanos, luego vendrán los de la carcoma. Porque si hay algo seguro es que aquellos que sufrieron con una posguerra y una dictadura ahora desean disfrutar de la vida más que nunca y a toda costa, costa azul, costa de azahar, costa blanca...

Ahora viven los mayores ensimismados en sus cuerpos, atentos a cada movimiento de sus huesos, de su artrosis, de su próstata, de su hígado, de su lamento que se hace una celda. Sueltan a los cuatro vientos que les salió un granito detrás de la oreja, por no decir en el culo, para obtener la atención de los hijos, toda escucha es poca. Por otro lado, son competitivos y tienen que demostrar lo que se cuidan, lo bien que están, que si fulanito era más joven y tiene mil achaques y el menganito ya murió, y entonces llegan las frases hechas de que la vida es corta,que si no somos nada, que mejor morir. ¿Qué mejor morir? Pero si nos van a matar a todos esta tercera juventud que viven ortoréxicos perdidos por y para la salud, con soja, vitaminas, lactobacilos, omegatreses, colágenos para las arrugas, balnearios... Algunos necesitan tal adrenalina que a esa edad, el que no hace paracaidismo como en el film de Ahora o nunca, se hace asesino como en el otro film de Justino un asesino de la tercera edad. Total, un día más un día menos, eso sí, lleno de aventura que les quiten lo bailao, eso que se llevarán a la tumba, sólo ellos. Experiencias que son discutibles si se hacen por tener algo auténtico en esta vida o por imposición de los medios. Incluso los hijos tratan de que sus padres se diviertan porque saben que la religiosidad hizo mella en sus vidas, basando el sentido de la vida en el sufrimiento. Aunque, en sí, el viejo que reflexiona, y para eso no hace falta edad, sólo hace falta ponerse a reflexionar, aunque el viejo tiene tiempo para ello, se da cuenta que con aventuras o sin ellas el vacío es el mismo si uno no cuenta consigo mismo, para suspirar un segundo, respirar y darse cuenta de que vive.

martes, 15 de julio de 2008

literaria: sobre la dominación

Hace unas semanas tuve la oportunidad de leer fragmentos importantes de un texto llamado La dominación masculina (1998) del psicólogo francés Pierre Bourdieu. Este texto trata de desentrañar los órdenes sociales que ratifican la dominación masculina en nuestra sociedad y cómo estas pueden manifestarse en la literatura.

Algunas anotaciones importantes son:

1. Esa dominación de la que habla el autor es simbólica y es algo que justifica apuntando que es tan hipnótica o sutil que no necesita ser justificada ya que se percibe como natural.

La sociedad nos ha condicionado a cumplir ciertos roles. Las conductas que vamos adquiriendo y ejecutando ya sea como hombre o como mujer son el reflejo de una sociedad patriarcal. Yo puedo hablar, eso sí, sólo de mi contexto que es inmediato y vivencial. Por ejemplo: en una familia tradicional es común que a las niñas se les enseñe a lavar su plato luego de la cena, mientras los niños pueden ir a jugar o ver la tele. Las chicas no puede llegan después de media noche, los varoncitos, sí. Esas actitudes son “normales” las asimilamos como consecuencias típicas de nuestra realidad de género. Por eso la dominación es simbólica y peor aún, hipnótica.

2. Este poder de dominación nace a partir de los llamados y famosos opuestos binarios que se apoyan en una sucesión inagotable de transferencias prácticas y metafóricas.

Clásico. Esto es herencia pura de la cultura greco-romana. Patrones que nos van heredando y que vamos aprendiendo por medio de estructuras metafóricas que asimilamos como verdaderas. Opuestos binarios hay muchos. La “binariedad” o dualidad en sí no es el problema, el problema está en que uno de los elementos es suplemento del otro y no complemento como en origen debería ser. Por eso, uno de los conceptos está subyugado por el otro: blanco/negro, flaco/gordo; vida/muerte; hombre/mujer. Ya cada quien tiene una connotación aprendida y/o personal de estos.

3. La relación masculino/ femenino se fundamenta en oposiciones como: alto/bajo, arriba/abajo, seco/húmedo, recto/curvo, duro/blando, adentro/afuera, entre otras. Esto comprueba la relación directa entre las estructuras cognitivas con las estructuras sociales, por ello es que la dominación parece natural y legítima.

Estas relaciones son válidas porque se asimilan, se aprenden, se reproducen, se ejecutan. La mujer es… y el hombre es… Se insiste en dar cualidades particulares a unos y a otros, como entidades separadas, como si la humanidad pudiera dividirse por la mitad.

Los hombres son duros, fuertes, y su libertad parece no estar condicionada. Las mujeres son suaves, débiles y su libertad sí que es condicionada. El que rompe con este esquema es marica y la que lo hace es feminista o lesbiana. “Salirse del canasto” nos convierte en seres extraños, desencajados y fuera de lugar.

4. Gracias a estas percepciones es que los dominados están condicionados de acuerdo con las estructuras de dominación que se les han impuesto.

Algunas de estas estructuras se entienden así:

*El hombre se asocia a lo: exterior, oficial, público, derecho, seco, alto, discontinuo, fuerte, cerrado.
*La mujer a elementos como: interior, privado, curvo, húmedo, bajo, continuo, débil, abierto.

En los roles domésticos: “mamá amasa la masa” y papá: “lee el periódico”. ¡Qué bonito!, lo mejor (¿o peor?) es que con todo y la liberación femenina, los tacones altos y las jefaturas, son ellas las que preparan la cena y lavan la losa.

5. Ante la dominación llega la degradación por eso también las emociones corporales y los sentimientos evidencian esa sumisión: vergüenza, humillación, timidez, ansiedad, culpabilidad; respeto, admiración y amor (hacia lo masculino). No solo se vive la dominación, se acepta como natural y se busca y se reproduce.

Humillante. Casos cercanos en mi vida me han demostrado esto. La dominación puede ser tan sutil que es más peligrosa. Ante la ignorancia de la agresión no hay reacción. No quiero sonar radical y mucho menos feminista porque no lo soy, pero me doy cuenta de que la mujer no ha podido romper muchas veces con estas opresiones porque aún no tiene conciencia de su autonomía, ni de su valor humano. Esto llega a tal punto que es la misma madre la que enseña a sus hijos las conductas machistas dentro del hogar.

6. Bourdieu señala que el hombre también es víctima de la representación dominante, pues terminan sometidos por su dominación. En este punto el dominio masculino no deja de ser una trampa y encuentra su contrapartida en la tensión y la contención llevada a tal punto que el hombre siempre debe comprobar su virilidad su hombría.

Quién no ha escuchado la frase “¡los niños no lloran!” aunque al pobre se lo esté llevando puta, la ira, el dolor o la tristeza. Y se tragan esas lágrimas humanas que todos, absolutamente todos tenemos derecho de llorar sin vergüenza. Esa imposibilidad es a lo que Bourdieu llamaría la trampa del dominado. Porque el que domina sufre y tiene que pagar su cuota, cumplir un papel de fuerza, sin opción a la vulnerabilidad para comprobar, ante todo, su masculinidad.

Apenas son estas algunas apreciaciones, muy mías y las he tomado en cuenta a partir de mi experiencia. Y bueno, lo que más me ha gustado de La dominación femenina es que está escrito por un hombre.

miércoles, 2 de julio de 2008

basta de mierdas: La religiosidad de la pornografía.

Yo creo que a las religiones no se las mata y que no me vengan a joder ahora los filósofos ni los religiosos ni los ateos. Es más, en estos últimos años he llegado a pensar que la Internet y la pornografía iban a mandar a dios a ocuparse de sus cosas en el limbo y a dejarse de hinchar las pelotas a los pobres, pero no. Ahora creo que con la religión no se puede y hasta dios se masturba pensando en que algún desprevenido le va a llevar la corriente, ¡y con una buena película porno casera! Me explico: acá lo más jodido es el sexo. Lo demás es pura blableta y tanto que jodieron con esto ahora se van a aguantar la religión porno.

Ya lo dijo Madonna en alguna película: ¿erotismo o pornografía? ¡Pornografía!

Desde hace diez años que me dedico a esta boludez de andar con las computadoras y con el auge del Internet andaban todos con las fotitos de culos, tetas, alguna que otra pija (vamos, todos hemos recibido por mail la foto del negro pijudo, el tal Motumbo). Luego, a medida que la conexión se hacía más rápida, todo el mundo andaba con los videítos. Que una chupada de pija, que un coito anal… hasta apareció el video de la Cicciolina con el caballo apestoso que era del tiempo del pedo. Hoy en día lo que veo cada vez con más continuidad son los videos caseros y esto porque cualquier aparatito que usted adquiere fácilmente filma. Nomás falta que venga una batidora con filmadora y bluethoot, a pilas y con memoria micro SD por si a usted le da por cojer mientras prepara la torta de cumpleaños de su sobrinito.

El otro día vino una morocha flaquita de unos treinta y pico que no estaba nada mal con su notebook para que la revisara. La revisé, claro, y encontré un video de ella haciendo una mamada. Luego una de cerca de cincuenta, algo descangayada, pero también tenía material casero, esta vez en fotos: la cara de ella con una verga en la boca. Muy bien, así estamos: me gusta cuando la gente se muestra y ahora van a venir los poetas, esos vagos, a joder con el tema del erotismo que, como dijo Madonna, es una mierda.

Claro, así como esto se está poniendo caliente con tanto aparato y conexión, están las histéricas que ante la menor duda se operan las tetas. Esto es cosa de poetas, sí. El erotismo es cuando usted piensa mucho y hace poco o nada: típico de intelectuales (claro, los que hacen los implantes de siliconas han estudiado y se las saben todas). Ahora las niñas se operan las tetas. La del quiosco de al lado se las operó y nadie sabe para qué carajos. Yo creo que de tanto vender goma de mascar se ha familiarizado con el producto, mas me estoy saliendo del tema: la mina es una histérica y todos en el barrio sabemos que antes cojía más que ahora. Las mujeres se operan las tetas para que las miren, no para cojer; que no me mientan estas locas.

Claro, ahora van a venirme los abogados a decir que la pornografía conlleva al abuso de menores y yo, rápidamente, voy a señalar que eso es como suponer que si usted fuma marihuana el día de mañana se me va a tomar cinco gramos de cocaína y va a salir a la calle con un AK-47 a matar gente. Que no me jodan, pues.

Nuestra religión porno es educativa, desinhibidora, justa, calentona y técnica: basta de la florcita, el vestidito, regalar un anillito, la caidita de ojos, el escote, el físico, el culo, las tetas. Lo que tiene el porno es que usted, cuando no sabe qué carajos regalar a su pareja, le lleva un juguetito y un video. Usted puede invitar a sus amistades a casa a cojer en grupo o decir a su pareja que se la chupe como en el video sin problemas.

La pornografía es como un cuento de Hitchcock: nos da todas las pistas aunque no las veamos. Acá no se trata de hacerse una paja. Si usted está leyendo es porque puede asimilar lo que lee y de la misma manera en una película usted puede asimilar lo que ve y sacar sus conclusiones, cosa que en lo erótico no sucede porque no hay explicación. El erotismo es como las novelas pelotudas que terminan cuando se casan los protagonistas, ¡qué vivo! Si cualquier pendejo se casa, yo miro la novela para saber cómo mierda les fue a los tortolitos, yo quiero ver resultados y no la pavada de si era el hijo del tío Romualdo que estaba vivo y resultó que estaba muerto y dejó la herencia a la sirvientita puta que se casa con el que corta el pasto, no.

Veamos que hay material de diversas calidades pero a nosotros eso no nos interesa porque el porno es el que queremos practicar y no observar. Pero: ¿por qué suele verse que en las películas el tipo generalmente termina haciéndose la paja? ¿por qué los hombres suelen relojes y las mujeres suelen no quitarse esos tacos altos incomodísimos y peligrosos? ¿por qué tanta escena lésbica y ninguna entre hombres homosexuales (hablando del porno no-gay, claro)? Bueno, doy mi punto acerca de estas preguntas, pero si ustedes se fijan encontrarán más interrogantes, porque los hay a montones. Decía: el tipo se hace la paja porque es evidente que lo que está haciendo no le sirve así como podría no servirnos a nosotros los pendejos (además de mostrarnos, claro, una tonta eyaculación que nadie se cree). Los relojes y los tacos finos son símbolos fálicos y femeninos respectivamente (esto es la pendejada del erotismo y acaso una cosa pacata) y en cuanto a la aparición de escenas lésbicas, bueno, supongo yo que la mujer es más abierta mentalmente que el hombre a ciertas experiencias, quiero decir que si usted es varoncito tal vez le moleste que en su película aparezcan dos tipos chupándose las pijas para regocijo supuesto de la señorita en un también supuesto trío mientras que ellas, acaso más acostumbradas a observar cuerpos femeninos (empezando por los propios y terminando por comparar a los ajenos con los propios), captan la acción desde otro punto, acaso más franco.

En fin, esto se soluciona haciendo porno casero. La religión porno que se viene, que está entre nosotros ya está solucionando estos problemas de la boludez de los tacos, los labios pintados, las tetas de plástico y los tipos que se pajean para eyacular. Filmemos nuestros videos y subámoslos a la web (busquen sitios y los encontrarán) o aunque sea mostrémoslos a nuestros amigos; basta de anoréxicas tetonas y de deportistas adictos al viagra; basta de peinados, de cenas románticas, de vestidos, de autos caros, de tatuajes; basta de poesía (queremos cojer, no lo olvidemos); basta de “alargue su pene”; basta de sementales, de cenicientas y de prostitutas que pretenden meternos en la cabeza un sexo que no es nuestro como si fueran los curas católicos o los asquerosos de los musulmanes; y, como digo siempre, basta de mierda.

lunes, 30 de junio de 2008

intima: ¿Crees en fantasmas?

Tengo una conciencia escéptica, soy de esos para quienes los fenómenos de la naturaleza aún los aparentemente inexplicables son solo eso, no cuestiones de fe. Me parecen ridículas las preguntas tantas veces escuchadas “¿crees en los ovnis?”, “¿crees que exista el chupacabras?” “¿crees que pueda venir la mano pachona a jalarte las patas por las noches?”

Sin embargo tengo un corazón que sueña y que imagina que esos universos que se inventaron los que estuvieron antes que nosotros, poblados de dioses y espíritus no se evaporaron en la nada ni se han desintegrado en olvido y aburrimiento, la poderosa Bast, la resignada Hera, el irresponsable Cronos, el voluntarioso Quetzalcoatl, no podrían permitirse ser así de pronto sólo curiosidades que se venden en las tiendas de los museos o que es posible que alguna ocasión llegue a ver estando en vigilia a esa abuela que adoro, que extraño, que todavía duele y me cuente esas cosas que solo ella podía decir, que hacían que nos dobláramos de risa hasta que nos dolieran las costillas.

Es reiterativo hasta el aburrimiento, el discurso de que el realismo mágico tenía que ubicarse por necesidad en Latinoamérica, porque es el pan nuestro de cada día, pero nada mas cierto.

Hoy recuerdo un desayuno en casa de mi amiga, mientras su madre nos contaba a unos quince días del suceso, que a partir del fallecimiento de su suegra, los objetos en su cocina cambiaban de lugar, las puertas se azotaban sin viento, los aparatos eléctricos se encendían de pronto, hasta que cansada de la situación después de que un cajón con cubiertos cayó al piso, que enojada le espetó a la suegra, “Chatita, yo te quiero mucho, pero a mi no me andes haciendo estas cosas, dime que es lo que quieres” y según dice, se sentó a tener una larga plática con la anciana, a partir de lo cual, las cosas no volvieron a moverse sin razón.

Esta también la historia de José, quien perdió a la mujer de su vida en un accidente de tránsito, mientras él manejaba, que cuenta que años después en una reunión, una mujer a la que él nunca había visto y que obviamente no lo conocía, se le acercó y le dijo, “Ella (diciendo su nombre), esta contigo en este momento, está triste porque tú sufres culpándote, quiere que sepas que te escucha y que puede ayudarte, cuando estés a solas, háblale y podrás sentir su presencia”

Alex, me contó que una noche al estar por cerrar su taller mecánico vio la sombra de un hombre corriendo, que un instante después volvió a verla de regreso, así que armado de lámpara sorda y una pesada llave de tuercas, se puso a revisar el local, asomándose por las ventanillas los autos estacionados, debajo de estos, en bodega y pasillos sin ver absolutamente nada, ni siquiera un gato latoso, así que todavía perturbado y nervioso activó la alarma y salió, al estar cerrando, sintió una ráfaga de aire helado que lo atravesó de pecho a espalda dejándolo aun mas confundido y temeroso, al subir a su auto para irse a casa, le llegó como una revelación la respuesta, tenía en el taller para reparación dos ambulancias usadas en los servicios de urgencias de la cruz roja local, así que concluyó que aquella presencia estaba asociada a algún trágico evento en el que uno de esos vehículos había participado, lo cual lo dejó absolutamente tranquilo y satisfecho, porque esa mala experiencia era ocasionada por un ente sobrenatural y no por un ordinario y peligroso ladrón.

En el pueblo de San Juan del Río, un grupo de actores caracterizados de nobles locales, gitanos, militares, bandoleros y monjas enamoradas, en la época virreynal, representan las leyendas del lugar en las locaciones en que supuestamente ocurrieron los hechos; durante el recorrido una pareja se hizo una fotografía con uno de los actores y al observarla en la pantalla de la cámara, se podía ver una sombra como de espirales de humo que no estaba ahí al momento en que la fotografía fue tomada.

La sombra con forma humana, causó revuelo entre los espectadores que nos amontonábamos para mirar la pantallita y no es interesante ponerse a elucubrar si aquel conato de fantasma tendría que desafiar las leyes de la óptica para a parecer en la foto, o si el hombre no operó adecuadamente la cámara digital, o si el lente estaba sucio, o si era un ciclista fumando al pasar o lo que sea, porque en esa noche fresquísima, en ese pueblo de calles orgullosas de edificios de cantera morena y hierro forjado, entre historias de pasiones prohibidas acabadas en tragedia, hechizos, venganzas y apariciones, ¿para qué resistirse? Y se entrega una sin batalla a la fascinación de la imagen, de una sombra humanoide que se ríe de nosotros desde la pantalla lcd.

Y me veo allí como niña que en fiesta de cumpleaños se deja engañar por los trucos de un prestidigitador que saca conejos de aburrido sombrero. O mejor aún, que mira los conejos imaginarios que viven en chisteras imaginarias que caben en el bolsillo del mimo de cara blanca, que cada domingo hace de las suyas en el parque y cambia flores de mentira por monedas de verdad.

Hay ocasiones en que ese universo converge con el nuestro y nos regala una charla para el café de los jueves y el alcohol del sábado, lejos de los chismorreos de oficina, de las angustias del dinero que no alcanza, de la decepción de nuestro equipo de fútbol que volvió a perder vergonzosamente y de las mierdas de la política, corrupción o la violencia y nos da el pretexto para inventarnos una historia con o sin final feliz, pero que igual nos perfuma el aire de poesía y nos libera en el sueño de sentirnos eternos.

Confieso con cierta vergüenza que yo no tengo una experiencia propia que relatar, será tal vez porque mi razón escéptica no da invitación a ese mundo paralelo, pero soy una mitómana que al mismo tiempo se deja seducir con historias que no tienen que ser verdad, siempre y cuando lo parezcan.

sábado, 28 de junio de 2008

ojoconelraye: [Nunca es tarde]

Es cuestión de tiempo que tu tiempo te cuestiones
y de intención que tus acciones razones.
Con una sonrisa o lleno de moretones,

siempre queda tinta para escribir nuevos guiones".

[Folie à Trois]



A lo mejor grita porque una cantidad considerable de malas experiencias la llevan a la más honda desesperación. Pensalo, ¿nunca sentiste deseos de gritar y el sonido se tornó incontenible? Es como cuando intentaste prender la hornalla y la cabeza del fósforo voló directo hacia vos y tu ojo derecho sufrió las consecuencias.
Sea cual sea la razón no se justifica semejante alarido, mucho menos a esta hora de la madrugada. Lo mejor será procurar un sueño raudo y salvador, mañana será otro día y ya tendré tiempo y ganas de pensar en las razones de aquel quejido femenino.
Pero los gritos no sólo continúan sino que se multiplican infestando cada balcón de esta zona de edificios. ¿Por qué será? ¿Acaso merezco este tormento? Si no se callan en este preciso instante no voy a tener otra opción más que bajar y cagar a trompadas a alguien.
¿A vos te parece? No creo que lo mejor sea importunar a nadie con tus puños, sería más prudente averiguar los motivos que llevan a estos indeseables vecinos a interrumpir el sueño de una persona.
En este momento sólo me interesa conciliar el sueño y vos bien los escuchás, ya no se conforman con sus gargantas, ahora elevan su clamor de manera diferente como si golpearan sobre los techos de los autos estacionados a la intemperie pensando, tal vez, que todos los demás estamos de acuerdo.
Yo diría, si me permitís el atrevimiento, que mires un poquito más allá de tus sábanas marrones y la mesita de luz (si es que tenés) llena de papeles y un reloj. Otra vez te recomiendo que vayas al fondo de la cuestión, quejarte por todo sin un buen argumento no va a solucionar nada, porque evidentemente a esta gente le tiene sin cuidado el correcto desempeño de tus actividades matutinas. Tenés razón, pero qué sé yo, estoy tan cansado que ya no mido mis palabras. Debería contar ovejas o algo parecido, aunque las pobres no se merecen laburar para mí a estas horas y con estos fines egoístas. Seguramente ellas tendrán sus propios intereses.
Mientras la noche atraviesa su plenilunio y la luz que entra por la ventana adhiere deliberadamente al propósito de mantenerme en vela, un pensamiento singular aparece en mi diálogo interno. Una idea que definitivamente me traerá problemas pero que, a pesar de mi resistencia, no parece tener intenciones de abandonarme. ¿Qué tal sí ellos están en lo correcto?
Y es que en algún punto ya no me importa todo el asunto del fragor en las calles ni llegar tarde al trabajo, y entre dormido y despierto comienzo a crear imágenes fascinantes. Así puedo entender el motivo de todo el barullo inicial, aquel que me condujo a este estado de pre-inconsciencia y que a todo parece inculcarle un sabor casi inoportuno pero que, en vista de las circunstancias, es justificable.
Repentinamente otro pensamiento me asalta implacable y siento deseos de levantarme de la cama con violencia, con ímpetu; no tomar ropaje alguno y así seguir mi camino rumbo a la puerta y después por el pasillo pensando que una vez en la vereda tomaré una piedra de manos de algún hermoso desconocido. Luego bajar los nueve pisos silbando cualquier canción o cualquier otra, semidormido, en uno de esos trances en los que la imagen en el espejo del ascensor no es más que una imprudente suma de bostezos y lagañas. Lo hago, casi sin saber porqué. Con el coro de fieras voces retumbando en mis oídos, con esa ansiedad en el pecho que sólo puede indicar una cosa; y esperar, como siempre lo hemos hecho. ¡Quién sabe cuántas maravillas hemos esperado! En la acción y la calma, entre suspiros y entre lágrimas. Escuchando atentamente cada latido ajeno que suena idéntico a cualquiera de los míos, y es gracioso que le preste atención a eso ya que nunca lo había pensado antes. Pero el ascensor sigue su trayecto y tengo la certeza de haber dejado a alguien bien distinto un par de pisos arriba, alguien que no estaría dispuesto a salir de aquel cubículo elevador ni avanzar esos pasos decisivos. Después abrir la puerta de calle y recibir de lleno el cachetazo frío de la ventizca nocturna, porque aún es de noche y poseo esta pequeña esperanza de que al final de la batalla podré tomar un colectivo, apoyar la sien contra la ventanilla y tan sólo contar, como si eso fuera poco, cada anónimo estallido en esta ciudadela.



[4-Junio-2008]


jueves, 26 de junio de 2008

editorial: la institución educativa, algo sobre chile.

por segundo año consecutivo el sector educativo en chile se va a paro. pero, sorpresa! no son los profesores los que se han tomado las aulas, sino los alumnos. son los alumnos los que se rehusan a asistir a clases, y los alumnos los que impiden que se puedan impartir los cursos. el sector de educacion secundaria esta paralizado, nuevamente. afirman los dirigentes del movimiento que estan dispuestos hasta a perder un año de clases con el fin de detener la aprobación del proyecto de modificación a la ley general de educación que se tramita actualmente en la cámara de diputados chilena.

(sí, sí, la foto la tomé del reportaje, pero no sean tan delicaditos pos)


y es que sucede que en un sistema educativo institucionalizado lo que menos importa es la educación, y los estudiantes no son tan tontos como para no darse cuenta de que sólo podrán ser educados los que lleguen a las aulas con los bolsillos llenos. en un país de marco económico descontroladamente inclinado hacia la privatización el estado ya carece de recursos para ofrecer educación de calidad a sus estudiantes, mientras el marco regulatorio de las entidades privadas de educación pareciera ser una alfombra de invitación.

supongo que ya saben hacia dónde apunta todo esto, evidentemente sólo quienes llegan a las puertas de los colegios y universidades con chequera y mastercard pueden optar a un título universitario, lo que se traduce posteriormente en trabajos mejores. y el resto? condenados a vivir con una miseria de sueldo en un país donde los servicios públicos son privados, en un país donde lo más escencial para vivir (agua, electricidad, gas) esta en manos de intereses particulares e individuales.

el quiebre social es inminente

y partió en las aulas de educación secundaria. lo que yo no comprendo es cómo aún no se han unido los padres de familia, los profesores, la cut, los sectores políticos de izquierda radical (jajajajaja, como si eso existiera aún hoy en día), y pedro, juan y diego a las movilizaciones que han organizado los estudiantes! por qué no defienden a nuestros hijos, por qué no apoyan sus demandas, por qué el estado ha maltratado tanto a nuestros jóvenes, si ellos son el futuro de nuestra nación? eso es lo que yo me pregunto. me encantaría saber las estadísticas de migración juvenil al exterior del país, sé que yo entro en esa categoría, y que varios de mis amigos cercanos también

y claro, quién quisiera quedarse en chile así, también.



algunas referencias:
http://www.emol.com/noticias/nacional/detalle/detallenoticias.asp?idnoticia=310122
http://www.emol.com/noticias/nacional/detalle/detallenoticias.asp?idnoticia=310109
http://diario.elmercurio.cl/2008/06/26/nacional/nacional/noticias/f65ec679-b67e-4c6a-b98e-c595b0a52267.htm

sábado, 7 de junio de 2008

intima: SeÑales

La ociosidad es la madre de todos los vicios y yo ociosa y desocupada, como ando, vengo agitando la cabeza para que me hagan contacto las neuronas para desentrañar el significado de las señales, símbolos instrucciones, órdenes, y demás con las que el universo que me rodea, intenta guiarme.

Siempre he sido del tipo aventurero, que cuando abre la caja del electrodoméstico corre rauda y veloz hacia el enchufe sin detenerse ante las enormes letras que desde el fondo de la caja gritan: “Antes de conectar su aparato lea completamente el presente instructivo”, ¿Como va una a fiarse de los instructivos, si el del tostador dice: “No usar el aparato con niños, ancianos y discapacitados”? nunca se me habría ocurrido tostar ahí a la abuela, bueno no dice nada de las suegras jeje; o como el del mp3 que dice “Ponga el enchufe del auricular en el enchufe del auricular" o “El reproductor apoya archivos líricos con sufijo .LRC y los exhibe síncrononamente”.

Pero hoy lo primero que hice al levantarme, fue buscar una señal que mostrara el camino que debo seguir y no la veo.

Y justo ahora que no tengo auto y después de días de calor agobiante, hoy que vengo tan ligera comienza a diluviar, antes de que llegar a la parada de autobús; detengo un taxi y lo primero que veo en la defensa, escrito a todo lo largo en enormes y adornadas letras blancas, el nombre de pila de la fulana con la que me pintaba los cuernos mi ex y entre mojarme ahí y ser objeto de las bromas del destino, tomo la segunda opción y me dirijo a las oficinas de recaudación del ayuntamiento cumplir con mi deber de contribuyente.

Al llegar a la ventanilla de pago, una mujer enorme con voz nasal y tono imperativo me entrega un documento en el que se menciona que “por un error involuntario”, mi recibo lleva una clave catastral que no corresponde a mi inmueble y me parece atemorizante la idea de que haya errores que sean cometidos a conciencia y voluntad.

Antes de salir de la pesadilla kafkiana derivada del involuntario error de un ignoto burócrata, decidí atender el llamado de la naturaleza y pasé por el servicio, vulgo baño y al cerrar la puerta del sanitario me encuentro un letrero pegado en una hoja de papel bond con la imperiosa orden: “favor de usar el papel higiénico apropiadamente” y casi me caigo al remolino que conduce al paraíso, de imaginar los usos inapropiados en que la chica del aseo sorprendió a alguna usuaria que le motivaron a expedir su reglamento sobre el uso del papel sanitario…

Hoy es viernes y se supone que estaría lista la ropa en la tintorería y al llegar me encuentro en el cancel de la entrada hay un cartel que dice: “abierto hasta el lunes”, entonces ¿Cómo es que no puedo recoger la ropa si estará abierto hasta el lunes?

Cuando por fin me armo de valor para trabajar y me paro en la oficina, me encuentro con una secretaria, hecha un mar de lágrimas porque en su primer día de trabajo, ha tenido un accidente con la toalla sanitaria, justo sobre la silla con tapicería color beige de mi privado y yo no se si madrearla o ponerme a llorar con ella.

Y una se convence de que hay días en que la vida es una perra desgraciada, cuando miro al cielo. una vez mas, pidiendo, rogando por una señal divina, en ese momento tiro con el codo una estúpida perforadora de papel, que afortunadamente no se lesionó en la caída porque encontró me pie salvador en su trayectoria y no había acabado mi letanía de maldiciones, cuando al levantarla en la tapa plastica, leo la instrucción: “Tírese de una esquina. Afuera”

miércoles, 4 de junio de 2008

historia: Las dos Marlenes




Algunas semanas atrás asistí a una representación del musical Cabaret que en Buenos Aires puso en escena Ariel Del Mastro. La obra, que a mediados del siglo XX fue representada en Broadway, Nueva York, con gran éxito y luego llevada al cine, en 1972, por Bob Fosse con Lisa Minelli y el impagable Joel Grey, está basada en la novela Adiós a Berlín de Christopher Isherwood y compone un fresco muy convincente del Berlín desprejuiciado y alegre de los años treinta. Quedé impresionado, quizás porque durante mi infancia la segunda guerra mundial resonaba en los oídos de la gente. Luego me alquilé la película y la miré por tercera o cuarta vez.

En el Kit Kat, cabaret del tema, sus personajes centrales cantan, metafóricamente, una despedida al mundo de las copas, las canciones y la frivolidad ante la inminente llegada de un orden, beligerante, segregacionista y dictatorial. La asociación inmediata se establece con la década anterior, la del veinte, en la cual y en ese mismo escenario no se vislumbraba la tragedia y la fiesta berlinesa, la Babel del mundo, diría Stefan Zweig, se desarrollaba eufóricamente entre bombos y platillos. Y por esas calles, deambulaba una jovencita, hija de militar, que había abandonado sus estudios de violín para dedicarse al teatro y al vaudeville. Se llamaba María Magdalena Dietrich y su nombre artístico, Marlene Dietrich.

La historia de Marlene es apasionante pero muy larga para contarla. Basta con decir que nació con el siglo XX en 1901 y que murió a los noventa años, tras una vida plena de éxitos artísticos y un listado interminable de amantes de ambos sexos. "En Berlín importa poco si se es hombre o mujer. Hacemos el amor con cualquiera que nos parezca atractivo", dijo alguna vez. Lo que no se puede dejar de mencionar, es que un día la descubrió el afamado director de cine austriaco Joseph Von Stenberg, la convirtió en su amante y luego de pulirla física e intelectualmente, en la más famosa estrella alemana de todos los tiempos. Ya en la ruta de la fama, en 1930 protagoniza El ángel azul, film antológico que la llevaría a la cima y que sin duda tiene mucho que ver con el Berlín de Isherwood y de Cabaret.

Llegado a este punto, seguimos retrocediendo en el tiempo en busca de la otra Marlene. Tronaba la primera guerra mundial y en el frente ruso un joven soldado alemán escribía poemas, se llamaba Hans Leip. En uno de ellos, le cantaba a su lejana novia, Lili, la que solía esperar, bajo la luz de una farola, que él terminara su guardia en el cuartel. Claro, como buen poeta, apeló a lo que se denomina licencia poética y le endilgó a Lili un segundo nombre, que en realidad correspondía a una enfermera que también lo esperaba, aunque, seguramente, en otra parte: Marlene. Y así surgió un nombre que correría por las bocas de millones de soldados y civiles hasta el día de hoy, Lili Marlene Como suele ocurrir con los poemas de los soldados, o de cualquiera, los de Leip durmieron largamente antes de ser publicados, cosa que ocurrió en 1937.

Y aquí es donde aparece un tal Norbert Schultze, músico de bastante lustre por ese tiempo y muy pegado al régimen, de hecho, escribía regularmente para las campañas publicitarias del poder. Terminada la guerra y llegada la hora de rendir cuentas, dijo que se había afiliado al partido porque todos lo hacían y que mientras otros disparaban, él solamente escribía canciones. Sin duda muy coherente, pues ya todos sabemos por nuestra historia cercana, que cuando caen las dictaduras, nadie recuerda haber tenido algo que ver o haberse enterado de ninguna iniquidad. Pero, abreviando, la cosa fue que le gustó el poema de Leip a su novia, Canción de un soldado de guardia, así se llamaba y le puso música, la tituló La chica bajo el farol.

Yo agregaría que no se rompió mucho la cabeza buscándolo. Se editaron algunos discos allá por 1937, grabados por la dulce voz de la cantante alemana de turno, Lale Andersen, pero sin mayor trascendencia. Para 1939, nuestra primera Marlene, ya famosa y enemiga acérrima del nazismo, grabó en inglés la versión que adoptarían para toda la guerra, los aliados. Luego, terminada la guerra, lo haría en aléman.

Y aquí llegamos al punto, que a mí entender, es verdaderamente asombroso. Porque, al apoderarse los alemanes de Yugoeslavia, un joven teniente a cargo de radio Belgrado comenzó a difundir la versión de Lale para las tropas de Rommel en el Afrika Korps, con tal éxito que ni la opinión contraría del encumbrado ministro de propaganda nazi, Goebbels, pudo interrumpir su difusión. Por nombrar a dos famosos, la escuchaban embelesados, Rommel y Eiisenhower. Pero el caso es que la escuchaban todos, los ingleses, americanos, franceses, italianos, rusos y hasta los lejanos japoneses, más los guerrilleros de las resistencias, cada bando, acomodando la letra o cambiando el ritmo de su música.

Y en todos los frentes de ambos lados de las barricadas o trincheras soldados con diferentes cascos, uniformes, idiomas y hasta color de piel, canturreaban en voz baja, en esos raros recreos de silencio que les daban la metralla, los obuses, el terror y la muerte, la dulce, nostálgica melodía de la Lili Marlene. Seguramente recordando a sus novias, es decir al amor, a la vida y con los ojos entrecerrados, tal vez fumando, fueran transportados por los acordes de la canción a un mundo lejano pleno de sol, flores, besos y estrechos abrazos. Muy lejos del horror, la locura del flagelo de la humanidad, jinete del Apocalipsis, que es la guerra.



Bajo la farola,
frente a mi cuartel
sé que tú me esperas,
mi dulce amado bien...
Y tu corazón al susurrar
bajo el farol, latiendo está...

Lili, mi luz de fe
Eres tú, Lili Marlene
Cuando llega un parte
y debo marchar,
sin saber querida
si podré regresar...

Y sé que me esperas
siempre fiel, bajo el farol,
frente al cuartel...
Lili, mi luz de fe.
Eres tú, Lili Marlene.
Si en el frente me hallo
lejos ¡ay! de ti,
oigo que tus pasos
se acercan junto a mí...
Y sé que allá me esperas tú
junto al farol, plena de luz.
Lili... mi dulce bien.
Eres tú, Lili Marlene.





martes, 27 de mayo de 2008

literaria: un mundo feliz


No, no me voy a referir a la novela de Aldous Huxley, tampoco tengo la intención de iniciar con un... digamos... "análisis" de algún texto. Quisiera más bien empezar con el rostro bien sonriente e invitarlos a estar felices. Yo lo estoy. Ver a la Zonada nuevamente en forma de blog me pone sumamente contenta. Estoy segura que a ustedes también.

Una de mis profesoras dice que la literatura tiene una finalidad muy importante en la vida de todo ser humano: hacerlo feliz. Cada persona debe encontrar en ella la manera de experimentar gozo. Creo fielmente que es así.

Recuerdo a "Desnudando Letras", ese pequeño espacio que muchas veces, sí, se tornaba un poco técnico o academicista. Mis disculpas (más vale tarde que nunca, jejeeje). Espero realmente que ahora puedan disfrutarlo tanto como yo.

La Zonada es nuestro pequeño gran mundo feliz; una verdadera comunidad en donde hemos encontrado un espacio para expresarnos, dialogar y ser parte de una idea que en todo sentido siempre nos lleva a estar bien. Eso es comunidad, el bien común sin que las diferencias, limitaciones, aportes o formas de pensamiento de cada uno violenten la integridad de los otros. Por eso,
La Zonada no es una utopía, es real y aunque estamos conectados por la vida virtual, no cabe duda que hemos creado lazos de amistad y respeto tan fuertes como aquellos que establecemos en nuestros espacios familiares y sociales.

Muy agradecida por ser parte de este proyecto, por tener el honor de compartirlo con ustedes y bueno, ahora salgamos a ser felices. Saludos. La_Marce.