martes, 10 de febrero de 2009

Nueva Década

Este sábado Felipe y yo entramos a eso de las 11:30 a.m a una librería en San José, se llama Nueva Década.

Desde que íbamos por la acera del otro lado de la calle decidimos ingresar. Yo ya había ido varias veces; desde mis primeros años de universidad tuve el gusto de entrar y quedarme horas. Muchas veces no compré nada porque no tenía con qué, pero cuando tuve la oportunidad no lo dudé dos veces. Recuerdo bien que ahí compré un librito pequeñito que adoro porque es una selección de poemas de Catulo, uno de mis poetas favoritos (Los amores de Catulo, ediciones Grupo Anaya y Mario Muchnik, 1995). El libro está lleno de imágenes sugerentes y cargadas de sensualidad, tanto como los versos eróticos que de por sí, regala Catulo.

Amo ese libro, lo adquirí en una época difícil, pero llena de muchas esperanzas y sueños que ya no existen. Estaba llena de una motivación única, de una juventud que a veces olvido.

No le pregunté, pero creo que Felipe jamás había estado en Nueva Década. Cuando entramos parecía muy excitado con la idea de ver libros. Luego de observar algunos posters del Poema 20 de Neruda, me habló del discurso de Allende en el Palacio de la Moneda antes de su muerte y de lo poético de muchas frases del discurso, de lo emblemático de ello.

Empezamos a mirar libros, primero en conjunto y luego cada uno por su lado, porque a veces tenemos un particular pero a la vez muy distinto gusto por la lectura. Él preguntó por Lovecraft y Bukowski; de éste encontró una completa colección de la editorial Anagrama. Estaba fascinado. Por mi parte, me interesé por los diccionarios, sobre todo por uno de etimología porque me interesa mucho el origen y el valor de las palabras.

De pronto, nos hablábamos casi gritando de un extremo a otro porque estábamos en diferentes secciones y aún no nos habíamos percatado que en las paredes de la librería se solicitaba al visitante moderar la voz. Ups! A veces no se lee lo debido.

La verdad es que hubiéramos pasado ahí mucho más tiempo, pero realmente no lo teníamos, sin embargo, tuvimos el placer de disfrutar de ese olorcito a libro nuevo.

En una librería usualmente tienes el gusto de encontrarte con autores que desconoces y con los ya conocidos, con esos que uno admira o simplemente no puede evitar echar un vistazo.

Finalmente salimos con cuatro libritos, uno de ortografía; dos diccionarios, uno de sinónimos y antónimos y sí, el de etimología. Felipe se decidió por Mujeres de Bukowski. Muy contentos…

Lo que más me gusta de Nueva Década es ese ambiente acogedor innegable. Es como nadar entre olas de libros… es una pena que los productos tan buenos no estén al alcance monetario de todos, pero peor aún es que teniendo la posibilidad de adquirir un libro seamos indiferentes al gozo de las palabras leídas en buena compañía.






domingo, 25 de enero de 2009

Buscar la Paz

Con el debido permiso, me permito postear este texto de Hilmar Paz (Negroviejo)



negroviejo,23.01.2009

Mi racismo solo alcanza a los negros y si son viejos peor.

En cuanto a judíos y árabes, guerra que me es ajena, si es que alguna guerra puede serle ajena a alguien por aquella terrible pregunta de Hemingway: ¿Por quién doblan las campanas?

Pero en honor a la objetividad plantearé algunos puntos de vista repartiendo palos para ambos lados.

No tengo dudas que los judíos tienen pleno derecho a los territorios que les confiriera la ONU en 1948. El viejo y el nuevo Testamento así lo atestiguan, más una historia de cinco mil años de luchas y persecuciones

Es verdad que EEUU siempre apoyó a Israel con dinero y tecnología proveniente de su gobierno y de importantes capitales judíos desparramados por el planeta, para armar uno de los ejèrcitos mas modernos del mundo.

Es verdad que la derecha judía, como todas las derechas halcónicas, cuando atacan y reprimen lo hacen sin piedad.

Es verdad que EEUU, interesado en el petróleo, ha creado alianzas con gobiernos árabes venales e inventado guerras con pretextos falsos.

Es verdad que el pueblo palestino tiene derecho a vivir en paz en la zona que le fue acordada sin estar sometido a bloqueos israelíes y al control total de su economía por parte de aquellos.

Es verdad también que el Islam a través de toda su historia se halla empeñado en una Guerra Santa por la que invadió dos veces Europa y se estableció por siglos.

Es verdad que esa guerra la siguen sosteniendo y que son los pricipales responsables de hechos terroristas en todo el mundo.

Es verdad que su cultura religiosa fundamentalista es totalmente inaceptable para nuestra manera occidental de vivir. Desprecio por la vida, carencia de derechos por parte de la mujer, e indiferencia total por la justicia social.

Es común el error por parte de quienes aborrecen el capitalismo norteamericanos, pensar que por carácter transitivo, los árabes al ser sus enemigos son anticapitalistas. No hay nadie más capitalista que los árabes. Los prueban sus jeques multimillonarios con Rolls Royce especiales, sus palacios y sus super hoteles de lujo, mientras su proletariado languidece en la pobreza y la ignorancia.

Mi observación particular en Buenos Aires, es que los árabes hicieron volar por el aire, valga la redundancia, dos tremendo edificios judíos, la embajada de israel y la Amia, dejando cientos de víctimas fatales inocentes y que no hay un solo edificio judío público, llámense sinagogas, escuelas, clubes o dependencias oficiales que no esté protegido con bloques de granito contra coches bomba. No ocurre lo mismo con los edificios árabes, incluídas las mezquitas, que ni siquiera cuentan con las mas elementales normas de seguridad.

Finalizando, con mi habitual pesimismo, atribuyo todas las desgracias del mundo no a los judíos, árabes, asiáticos en general, africanos, europeos, o americanos de cualquier color, sino a la naturaleza del hombre. Toda etnia o nación que através de la historia constituyó una hegemonía de poder, se comportó de manera despótica, incluídas la culturas abórigenes.

Mi deseo es que se ilumine la mente de quienes tienen la responsabilidad de buscar la paz y el progreso de la humanidad para bien de todos.

Incluído yo, que aunque no lo crean, soy humano-

viernes, 9 de enero de 2009

Reflexiones sobre una película que ya ví

Se dice que son lugares comunes, solo porque al enfrentarlos se nos viene encima la sensación de una película que ya hemos visto, sin embargo no importa cuantas personas transiten esa carretera o cuanto tráfico nos encontremos, el camino se hace a solas, la experiencia ajena solo sirve para tener una canción que tatarear, para que la memoria mal cite un verso que adorne el giro de nuestras prosaicas y empolvadas ruedas mientras nos convencemos que es deja vú, la consecuencia de una decisión que para pronto ya se veía venir y empatía es sólo la sonrisa interior que nos provoca mirar a alguien mas tropezarse con la piedra que en otro tiempo nos puso de rodillas.

Hay días que se esta tan bien que podrían llamarnos “Mr. Fahrenheit” y otros tan mal que nos convencemos de que “el blues es un estado mental”. No hay secreto, ni novedad y yo estoy de puro ociosa, contribuyendo al calentamiento global, con la pc encendida y la televisión aportando “el ruido de fondo que sinceramente agradezco” ahora que la tecnología pone a salvo un árbol impidiéndome el desperdicio de papel.

Aporrear la conciencia con argumentaciones falaces o engañar a los sentidos con estimulantes externos ni crea espacios originales ni advierte de mirar a los ojos al Doppelgänger.

Hay un rostro de muerto insepulto que hace gestos cuando lo miro, pero no soy la primera que descubre que los espejos tienen algo de siniestro, yo se lo leí a Borges y no era importante sino hasta hoy que me miro, pero no hay humor para citas y quisiera que la idea no se fuera por la libre en reflexiones ociosas.

Cuando no se recuerda que día es el de hoy, no queda más que pensar que también es de aniversario y si la memoria no da para más y el corazón no distingue si es celebración o duelo, no queda sino revolcarse en la trilladisima sensación de saber que se esta volviendo a pasar sobre el mismo puente, mientras se revuelve el morral en busca de la vieja botella de vino que nos distraiga la neurosis nuestra de cada día.

Mucho camino recorrido a palabras translúcidas de tan usadas para que una pregunta se abra paso a codazos y empujones desde el rincón más árido de mi conciencia:

¿Que hacer cuando mi acervo de lugares comunes no hace nada por traerme una respuesta que alguien mas ya haya propuesto a un problema viejo, predecible y aburridamente humano?